El mundo se me cae encima y encuentra en mi mente un aposento...mis escritos se vuelven su escalpelo.
La musa es el diablo y el retrato: la humanidad.
Las palabras quedan impregnadas en su cuerpo frágil como una anciana en su lecho de muerte.
Las cenizas se escabullen entre los océanos de Leviatán y la palabra se esparce con el dolor de los falsos bautistas.