El Pozo de Pilatos

 

EL POZO DE PILATOS

POR RICARDO MEYER

 


El demonio no es tan negro como es pintado.

Dante Alighieri

 

     Confíe y lavó sus estigmas en mi huerto que aún no maduraba, y de esa conjunción majestuosa emergieron ellos. El agua de Pilatos fluía por el vientre del Choronzon mientras innumerables lepidópteros se desplegaban en el Orbe del Pontífice. Entre ellos, una mariposa azul, tras fornicar con la violeta, fecundó al Gran Maestro Therion. Crucificamos a Cristo y con cuidado removimos los clavos que lo mantenían cruelmente adherido al trozo de madera, para volverlo a crucificar con las astas y ampones de los miles de lepidópteros, observando cómo los hongos se esparcían por su carne muerta y pútrida.

     Una vez más, no había perdón para la humanidad, pero el perdón no puede existir si no se busca. Conocíamos las consecuencias de nuestras acciones, cansados del Nazareno, abrimos las puertas a la Gran Ramera, a la Mujer Escarlata, a aquella que es referenciada en el Liber 59. Abrimos las Puertas a BABALON, sin esperanza ni buscando la redención.


FIN